Yo
no puedo expresarme como una autoridad política, soy un ciudadano
más, aunque si es bien cierto que, autoridades políticas, en este
país, hay bien pocas, nada más hace falta dar un vistazo a los
curriculums de todos aquellos que ocupan sillones en diferentes
instituciones o en su defecto, escuchar sus discursos, y observar sus
maneras, muchos de ellos asemejan estilo a los tomboleros de feria, y
como ellos, no venden más que quimera. Hablando de ello recuerdo en
este momento, la noticia en prensa, sobre una propuesta de
independencia. ¿Cómo puede intentar prohibir los sueños, alguien
que su vida es uno, grande y eterno. En estos momentos todos dicen
defender a su pueblo cuando no hace falta pararse mucho a pensar para
darse cuenta, que tras todo este despliegue de preocupación que
estamos presenciando, no hay más que espectáculo, una burda manera
de engatusar a aquellos que les pagan el sueldo. Entre los electos y
las castas extintas, que a modo de decisión salomónica están
manejando nuestros cuartos -a los que le quedan- y con ello,
haciéndose con el control de nuestra vida. Y muchos en la cómoda
inopia, continúan escuchando solo aquello que quieren oír, evitando
la realidad, dando un rodeo al problema, total, para seguir siendo
vasallo, más vale de lo malo, que ya es de todos conocido, que
aunque insufrible queda dentro. Estamos dejando llenar nuestras
cabezas nuevamente, como antaño, de bestias negras, que no eran
tales, nos estamos dejando envenenar en pro de la dulzura que subyuga
la pereza, cuando la libertad de las personas, que no entiende de
banderas, es la que ahora mismo, está entretenida, adormilada, casi
fuera, de nuestra esfera.
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