domingo, 31 de marzo de 2013

VERGÜENZA DE FORMAR PARTE DEL SISTEMA


No es solamente vergüenza lo que uno siente al leer que se libera antes a un violador que a un etarra. Ante ello me pregunto si la lumbrera que ha decidido eso ha sopesado las consecuencias.
No hablo de las error que supone tal prioridad sino la que diferencia las causas de unos y otros.
En el peor de los casos, ambos podrían llegar a obrar con resultado de muerte, que sería en todo caso la peor consecuencia sobre el ser humano. Pero todos sabemos que ni los unos ni los otros, siempre llegan a ese fatal desenlace.
Por lo tanto, vamos a irnos hacia el otro lado, el de las causas, y vamos a mirar desde ahí, quien merece qué.
Un violador es de entrada alguien que no tiene respeto por la persona, alguien que actúa dando rienda suelta a sus instintos más básicos de manera descontrolada o con premeditación matemática, es alguien que consciente o inconscientemente tiene como objetivo destrozar la vida a la víctima.
Un etarra es un soldado. Alguien que una vez agotadas las armas oficiales, decide reivindicar su espacio por la fuerza o también -no se puede obviar- venga, -por llamarlo de alguna forma- toda la opresión en manera de violencia que su colectivo a recibido, sencillamente por tener unas ideas diferentes a otros, por algo tan noble como es querer la libertad de su propio pueblo.
Un violador nunca pasa desapercibido en una vida. El efecto de una violación, por la parte más leve, puede dejarte una cicatriz de por vida, indeleble; puede marcarte por fuera y por dentro; puede hacer que tu vida, desde ese mismo instante, se convierta en un infierno; o lo que aveces es para muchos agredid@s deseada: la muerte.
Un etarra puede ser cualquiera que se cruza en tu camino, incluso aquel en días contados te amó contra todo pronóstico; alguien que no quiere el daño de nadie; alguien que quiere ser escuchado; alguien que quiere ser libre; alguien que vive en guerra porque no se deja embaucar por situaciones que venden al resto.
Quizá es ahí donde los de marras han visto la peligrosidad: no en la de las víctimas puntuales, esas que cuando las hacen ellos denominan daños colaterales, sino en el riesgo de que quiebren las bases del sistema absurdo que los ampara y los protege. 

jueves, 28 de marzo de 2013

LA PESTE DEL SIGLO XXI


En la política que se gasta en el viejo continente, no se debate una razón sino que se sopesa únicamente quien tiene más peso dentro de la unión.
En las negociaciones de alto nivel político se están utilizando raseros mercantiles -eso por no llamarlos literalmente comerciales- en esta unión el peso político lo gana aquel que mejor se sabe vender, tal como viene pasando en la vida de a pie, donde muchos charlatanes o guaperas al uso se han hecho con puestos de responsabilidad, sin tener en la mayoría de las ocasiones, ni puñetera idea de como funciona el cotarro en cuestión. Ha sido así y no de otra manera, como cada uno en su pequeño círculo ha ido creando pequeñas debacles que se han ido sumando hasta llegar a la desastrosa situación que nos consume. Los guapos de la fiesta- por llamarlos de alguna forma, no tienen más fórmula de salvación que aquella que los libra a ellos mismos, aunque sea a costa de toda un civilización. En nuestro caso parece que la mayor preocupación del presidente es que se tuviese que llegar a tocar aquello que se conoce como grandes fortunas: término con el que hasta hace pocos años se conocían a aquellos patrimonios fácticos, instaurados desde siempre, aunque ahora, podríamos ampliar el corralito a aquellos que han engrosado su patrimonio en proporciones difíciles de contar con las fórmulas financieras al uso. Este engorde antinatural ha tenido como principal consecuencia la bajada de peso de las pequeñas economías, que para más, se han acabado convirtiendo prácticamente en las únicas benefactoras de toda esta descabellada situación que padecemos, pasando por encima incluso del hecho que incluye su aniquilación.
De manera accidental, y digo accidental por no empezar a utilizar el término “presunto”, se están confundiendo términos: Se está desviando el término grandes fortunas hasta entremezclarlo con grandes ahorradores, cuando la verdad es que nunca esas grandes fortunas se forjaron en el ahorro -eso hasta el más simple lo sabe, otra cosa es que por intereses varios, se haga el loco o el inoperante- con la única intención que convencer a los de a pié, como siempre, que la patria necesita más que nunca de su colaboración, mientras los auténticos señores de la guerra, en este siglo veintiuno, se quedan en el congreso de turno dejando actuar la peste aniquiladora al uso, esperando que continúe lloviendo café envenenado que fulmine al pueblo llano, para evitarse el trabajo de seguir inventando fórmulas con las que hacerse con los dineros del pueblo llano que cada día más, sin remedio, se escarnece.

martes, 19 de marzo de 2013

LA BANCA SIEMPRE GANA... Y EL GOBIERNO NUNCA PIERDE

Por el momento sigo a flote, estado que no es del todo baladí en estos tiempos convulsos que nos adornan. Mis faltas no son de asistencia, tampoco de puntualidad, no son más que meras paradas técnicas, tiempos que a falta de cambios importantes y acopio de repeticiones, deben tomarse para reflexionar.
El periodo de razonamiento si ha de ser motivado por lo explicado, presumo de que no será corto.
El panorama sigue con decoración sobria: fondo muy negro con rectángulos blancos de diagonales marcadas a modo de sobres voladores. El contraste del blanco y negro posee una doble lectura, coincide que, mientras más sobres blancos pululan sobre el fondo negro, más oscuro es el negro; De manera inversa, podemos indicar de forma certera que la existencia de más cantidad de sobres coincide con la riqueza de quienes los reciben mientras que la disminución del espacio negro es proporcional a la merma de recursos del resto, y a la vez, la periodicidad en el recibo de esos sobres es muestra del aumento de posibles de aquellos que lo reciben a la vez que descienden sus valores, entre los que cabe destacar la honestidad; mientras que el aumento de esa oscuridad no solamente es indicador de la pobreza sino también de la desesperación y la impotencia ante tal dislate. Deberíamos ser un poco valientes. Si que es verdad que no debo repetirme pero no estoy pensando en esa rebeldía a pie de calle a la que me he referido en ocasiones, sino a aquella que por defecto todo ser humano lleva dentro, esa misma que alimenta cada día, nuestro espíritu de supervivencia.
Más de uno se estará preguntando que ¿a qué viene todo esto?, que esto parece más el rincón de mi prima que mi propio blog.
Es cierto, todo esto tiene su origen en la noticia sobre la revisión catastral y la doble lectura. Esa revisión no se reduce a dinero. Es obvio que esa subida en el valor de las propiedades repercutirá en los impuestos que éstas tributan. Posiblemente, muchos propietarios no estén en condiciones de asumir un pago superior al que ahora tienen, lo que quiere decir que muchas propiedades por medio de estos tributos acabaran generando embargos, y tras los embargos, llegaran los desahucios… ¿Qué me estoy acelerando? No, solo me estoy anticipando. Ahora no serán los bancos… por lo menos de manera directa.
El gobierno se hará con un planté de propiedades… con las que nutrirá a la banca… En fin, una nueva pescadilla, que digo pescadilla… merluza que se muerde la cola, aunque el de a pie, como siempre, tendrá las de pagar y también, las de perder…

sábado, 2 de marzo de 2013

EL PRÍNCIPE Y LA CORISTA


La información sobre todo lo que acontece en todos los mentideros del reino no es más que una repetición sistemática de hechos, en los cuales poco más que el nombre de los protagonistas o la institución es cambiado.
La única novedad en estos últimos días radica en el cierre del cerco sobre aquellos sobre los que ya nunca más habrá paz.
Me refiero a esos hasta hace poco idílicos círculos familiares, donde en poco tiempo han pasado de ser ejemplo todas las gracias habidas y por haber, a convertirse en ejemplo verídico del catálogo de delitos contemplados tanto en los códigos civiles, como eclesiásticos o cuantas procedencias se cuenten, ya sean oficiales o no.
Visto y oído todo lo acontecido, lo que nadie a estas alturas de la película -no dicho este nombre de manera metafórica- puede dudar, es de las dotes interpretativas de todos ellos.
En algún lugar he visto anunciado que uno de los muñecos de la casa, -ese que guardaba, en horas altas cierto parecido con Ken, el novio de Barbie, y que ahora, cuando más bien su estampa es la de Thim Man -el malo de Los ángeles de Charlie-, busca trabajo. A lo mejor cuando monten el complejo ese allá por ende los prados, consigue uno de esos empleos basura de seiscientos euros al mes sin día de descanso semanal, y como tiene experiencia en eso de trabajar, por llamarlo de alguna manera, siempre podrá ser el acompañante de alguna Barbie entrada en años y en dinero, pero eso sí, esta vez, con esa discreción que mandan los cánones, para que nadie pueda seguir la pista, y con ello, poder pagar....sus deudas.