Mientras
los unos quedan aquí haciendo miserias y otros haciendo patriotismo,
los que pueden -los de siempre- deciden ampliar conocimientos o
cartera fuera de los límites del reino, poniendo a cubierto o según
como se mire, al raso, todo su potencial económico o moral capaz de
ser transportado en una maleta - de cuarenta por sesenta, a poder
ser, de esas que dependiendo de la compañía aérea o el destino, ni
te miran-. Aquí poco queda ya para el expolio, seguramente el mejor
rey o el mejor presidente, será el que entre, ese no se llevará
nada, sencilla y seguramente porque no quedará de dónde sacar.
Bueno, esto tampoco es del todo cierto, siempre queda algún castillo
con complejo de Exin, que seguramente no pondrá resistencia a su
desarme y posterior cambio de ubicación, seguramente en alguna
oscura propiedad de no menos sombría procedencia.
También
puede ser que entonces, cuando no quede ya nadie por juzgar saliendo
de rositas del delito de turno, algún avispado -porque seguro que
alguno no se irá a Mieldkeland a probar fortuna- decida poner en la
palestra del gobierno de turno, algún cambio en el sistema jurídico
que por fin sea valiente y no le tiemble el pulso a la hora de
promulgar recetario acorde con las nuevas colecciones de delitos
vigentes, donde -por utópico que parezca- se reconozca aquello que
decía que todos los habitantes de Idilicolandia eran iguales ante la
ley, aunque no puedo evitar ser pesimista pesimote - ¿porqué será?
Y pensar que esto no ocurrirá, que en breve la biblia política
posiblemente sea la que se adecue a las tendencias, y acabe
desapareciendo todo aquello del derecho al trabajo, entre otros,
aunque claro, eso seguramente formaría parte de una tendencia veraz
y realista, y eso de momento, está demodée.
El
domingo una nueva homilía de la Mare Flowers en:
http://lashomiliasdemareflowers.blogspot.com.es/