martes, 19 de febrero de 2013

AQUÍ NO SE SALVA NI EL REY


No sé si alguno de ustedes ha paseado una tienda de “souvenirs”, aquellas que proliferan en los lugares turísticos donde hace unos años encontrabas muñecas vestidas de flamencas, castañuelas, azulejos que decían “Hoy no se fía, mañana sí” y ceniceros en los que se podía leer “Aquí no fuma ni Dios”.
Uno de éstos últimos, el cenicero de marras, tenía su base operativa en la casa del vecino de al lado.
Mi padre, que era de aquellos hombres al uso,de los que marcaron una época, un tiempo donde todavía entrar en la casa del vecino de al lado era algo natural, sin que aquel traspaso de domicilio quisiera decir queja o descontento, cada vez que entraba en el comedor -eso que ahora nos empeñamos en llamar salón, aunque sigamos comiendo en él- y veía aquel cenicero, lo cogía, lo miraba, y acto seguido, leía en voz alta: “Aquí no fuma ni Dios”. Después, miraba al vecino y le decía: “Vecino, ¡pero si aquí fuma hasta la virgen! “ y luego, pues hablaban de lo que conviniera.
Dirá más de uno que, a parte de una escena de “Cuéntame”, ¿Qué puede parecer esto?
Pues todo ha sido un flash que leyendo alguna noticia de nuestro ahora, me ha traído aquel recuerdo a la palestra.
¿Qué fue? Aquí tienen la respuesta:
Pensé en la afirmación constante de transparencias y honestidad por parte del gobierno,”Aquí todo el mundo es honesto” o algo parecido, y acto seguido, la réplica que, si mi padre estuviese aquí, sin duda diría: “Aquí no se salva ni el rey.”
Y seguro que, sin miedo, se quedaría tan pancho.

jueves, 14 de febrero de 2013

ANTE UN NUEVO GENOCIDIO


Creo que con la cantidad de asociaciones que tenemos en este país es hora ya de erigir una nueva. A mi me gustaría conocer quienes son realmente los verdaderos culpables de todo el desastre humanitario que está padeciendo este país. Me gustaría levantar un mea culpa colectivo -porque realmente la sociedad no está exenta de culpa debido a su pasividad. Con esta actitud nos hemos convertido en encubridores de la situación en que nos encontramos. Con cifras en la mano -cualquiera puede tirar de hemeroteca y comprobar que estoy en lo cierto- un noventa por ciento de la ciudadanía es conocedora de la desesperante situación que atravesamos y conoce la identidad de todos aquellos que nos han llevado a tremenda catástrofe. A día de hoy, uno puede darse un paseo por la prensa extranjera y comprobar desde un punto de vista imparcial la peligrosidad y gravedad de todo lo que está pasando en este país. Claramente se habla de homicidios, no de suicidios. Es claro que ha esos periódicos no llegan los tentáculos cañís a diestro y siniestro, - valga esta vez la redundancia y algún que otro mal pensamiento- . Resulta obvio encontrar en las manifestaciones colectivas la palabra Genocidio en algunas pancartas. De seguir la progresión de crecimiento de suicidios directamente relacionados con los desahucios, no tendrán otro nombre. No debemos consolarnos viendo que en países vecinos también hay personas con los mismos hábitos frutos de -que nadie se crea eso de que son culpa de la depresión- la desesperación, esa misma que han provocado unos hombres que se sientan a ratos en un parlamento para hacer que intentan arreglar las cosas, mientras que en realidad, no hacen más que urdir planes para salir de rositas del despojo que han hecho en este país. No hay más que movimientos en pro de un cubrimiento de espaldas de todos ellos. Y es que no se puede esperar otra cosa de aquellos que durante un tiempo quedaron en la sombra mientras eran otros los que ponían las reglas. Ahora tienen la múltiple peligrosidad, que va desde su maldad congénita escondida bajo capotes y mantillas, al rencor y la sed de venganza acumulada mientras se han visto obligados a hacer un paripé en pro de la modernidad y de una apertura que los acercara a los grandes.
Y lo realmente grave es que muy lejos de existir voluntad poner fin a todo esto, se continúa abonando la delincuencia de altos niveles, premiando las conductas culpables en lugar de recibir el merecido -bueno, merecido no existe, es mucho mayor- castigo.

miércoles, 13 de febrero de 2013

DESAHUCIADOS PERSONALES


Mi intención era dar un repaso a la dimisión del Papa, pero debido a un importante alud de sugerencias, dejaremos el tema papal para la homilía dominical de la mareflower.
Aveces hay que bajar de esa nube que impone la autoría y atender a quien nos habla. Costumbre sana, esa de escuchar y rectificar. No pueden imaginarse cuanto. ¡Qué pena que estos politiquillos de tres al cuarto que nos gobiernan no se apliquen este cuento! Ellos que se jactan de continuo de ser los representantes de la gente de bien, de las personas como Dios manda -dicho esto aclaro que, seguramente, esas personas a las que representan son gente honesta, porque claro está y a la muestra ellos mismos, que ser el representante “de”, no implica ser ejemplo de tal o cual particularidad.
La satisfacción del trabajo bien hecho no tiene precio. Pero claro, sus precios -esos que últimamente están saltando a los medios- son lo suficientemente tentadores como para suplir luna serie de valores como son la honestidad o la credibilidad y traerles completamente al pairo vivir en pecado mortal -total, si existe riesgo para alguno de los suyos, basta modificar una ley hasta ajustarla como un traje hecho a medida -y no miro nadie- para que luzca sin mácula, impoluto.
Hoy no voy sermonear nuestras faltas, esas que nos califican de sociedad pasiva o país de vagos, entre otras cosas. Hoy me gustaría alertar sobre esa toma de conciencia que embarga a la gran mayoría.
Y es algo contradictorio, es difícil de explicar como una sociedad como la nuestra, en la que es reconocida por todos su solidaridad -que en algunas ocasiones algún degüello de turno confunde con fanfarronería o derroche- y donde de alguna manera la gran mayoría estamos viendo o viviendo muy de cerca las tragedias personales que no son más que el resultado de la manipulación perversa a la cual hemos sido sometidos durante los últimos años -y aclaro que cuando digo últimos años, podría acabar hasta los mismos inicios de la era demócrata, porque aquello que nos contaban en los noventa de que todo iba bien, no fue la primera mentira. ¿Que porqué? Porque este sistema en el que estamos incluidos es una mentira en si mismo. No se puede instaurar un modelo de sociedad como la que supuestamente es la nuestra bajo unos cimientos formados por una ciénaga enlodada y pestilente. Construir una nación no se puede nunca hacer en los términos que se hizo aquí. A partir de ahí, no podemos pretender que algo funcione, sea real, salga bien.
Con estos antecedentes, es lógico que desde el exterior seamos vistos como esa república -ya quisiéramos- bananera del sur o del norte, eso por supuesto, es muy relativo.
Me voy a centrar por un momento, en esa tragedia que he nombrado unas líneas arriba, fruto de esa situación de alerta en que nos encontramos. El problema no es una burbuja, no es el dinero, no es el trabajo -aunque algunos posiblemente lo vean así-
El problema es mucho más grave, estoy hablando de coyunturalidad, de todo en general.
Esas burbujas a las que ahora culpan de todo, no son más que golosinas gratuitas que se ofrecían en su día para distraer las maniobras que en estos años se han ido gestando, hemos ido entrando en una cueva idílica donde nadie era consciente de que no dejaba de ser un agujero sin salida, un pozo ciego lleno de auténtica mierda. Fea palabra, pero no quiero andar con eufemismos, que de eso ya estamos vacunados.
Una de los mayores engaños ha sido, no cabe duda, el formado por el triángulo Banco – Hipoteca – Desahucio. Sin duda, el más sangrante. Nadie entiende como un gobierno instaurado por el pueblo, inyecta dinero público a la banca que ya cobró y colocó en paraísos al uso, dejando a aquellos que le dieron el poder, en la total ignominia, llegando a pagar con su vida la vergüenza generada ante unos pecados que no son ni por asomo, los verdaderos culpables.
Y esos que nos gobiernan, duermen a pierna suelta, con sus conciencias convencidas de que todo lo hacen por el bien de la patria y de los patriotas, con la bolsa a reventar y a buen recaudo, premiando a los verdugos que debieron ser los ajusticiados y disfrutando a modo de césares romanos, del espeluznante espectáculo del circo romano con cristianos destrozados, convertidos en vianda de leones famélicos.
POLVO ERES Y EN POLVO TE CONVERTIRAS






lunes, 4 de febrero de 2013

FAVORES Y VALORES


La lectura de la prensa dominical ha alertado sobremanera mi curiosidad. Tras leer los resultados de unas encuestas realizadas por un reconocido gabinete de estudios sociales, he quedado perpleja y porqué no, también muy curiosa, al conocer que prácticamente un siete por ciento de los pobladores de Idilicolandia, consideran que la situación económica es ahora mejor que hace un año y que, un uno y medio por ciento, están convencidos de que ésta, es mejor que hace un año. Tras leerlo, ardo en curiosidad por cruzarme con alguien que forme parte de esa franja social.
Algo que si parece darme una esperanza o, como decirlo, ganas de empezar a diferenciar una claridad al final del túnel, es comprobar que los partidos instaurados en el poder de manera alterna se encuentran bajo mínimos, tendencia que algunos analistas ven como el principio del fin del bipartidismo en este país, bicolor donde los haya, no hay más que continuar leyendo resultados para comprobarlo.
En el momento que las encuestas tocan temas de la integridad del territorio, la cosa cambia un poquito, y presumo que no es por una cuestión de sentimiento patriótico, sino por el desconocimiento de la realidad del país. Si de algo estoy segura es que el poder, sea del color que sea, informa de una realidad filtrada bajo los colores partidistas, y ha estas alturas ya es tiempo de que la bandera del arco iris, fuera algo más que el símbolo de un determinado orgullo. Quizás así, con una multipluralidad en las clases gobernantes, consigamos juzgar y ser juzgados – y no estoy en estos momentos pensando en todos esos delitos por parte de las élites políticas que cada día salen a la palestra informativa- sino de una auténtica pluralidad que pueda representarnos a todos y que por lo tanto, sopese de manera veraz cualquier información al alcance de la ciudadanía.
En éstos últimos tiempos, parece que hemos dejado un poco de lado la prensa rosa y amarilla de baja estofa para convertir en objetivo de todos esos profesionales a todos aquellos que ocupaban puestos honorables, hecho que nuevamente alerta mi curiosidad, porqué justamente, tras la lectura de toda esa documentación que se encuentra escampada por la prensa del mundo mundial , choca la rapidez es desmentir todo eso que no han hecho, lo que da lugar a... si volvemos a los de menos noble cuna, sabemos perfectamente que una negación trae tras ella una exclusiva, y ya se sabe, todo en negro, ah, claro, los honorables cobraron por adelantado... listos estos chicos.
También me ha llamado la atención la pregunta de uno de mis preferidos ¿Quién juzgará al tribunal de cuentas? A lo mejor se les da un trato como el de los banqueros que tras sus malas gestiones salieron con beca y master. Miedo me da. Por que realmente, ¿De qué sirve la publicación de unas rentas adulteradas por parte de unos individuos que en su papel de reina roja, deciden no cortar la cabeza haciendo acopio de una falsa benevolencia haciéndonos partícipes de que no quieren matar al mensajero sino solo enrabiarse con una cabeza de turco que a lo mejor les salió rana, o que quizás no valoraron en su momento.
Quizá esa bandera multicolor que parece hacerse paso entre la bicolor, nos ayude a regular la entrada de esa entrada en escena que hasta ahora parece estar más en consonancia con los favores que con los valores.