La
diferencia principal radica en dar por hecho el desastre. Y aquí
todavía hay muchos que no se han dado cuenta y otros que, deciden
mirar para otro lado, que prefieren acogerse a la enmienda
dicharachera del “dame pan y dime tonto”, aquella que antaño se
cambiaba a cambio de la vida misma.
No
esperaba menos ¿qué se puede esperar de una sociedad que consolida
un periodo una democracia en el olvido y “el perdón” a todas las
arbitrariedades cometidas en nombre de la patria y de Dios durante
tantos años? Pues eso, un lugar donde por adelantado se conoce su
permisividad, su falta de dureza, su flexibilidad ante la choricería
y ante males mayores. Nos hemos ganado esto a pulso. La vida a
estos niveles no puede perdonar y olvidar se han de tomar las medidas
adecuadas y no es de recibo perdonar y olvidar, aunque va acorde con
la opereta. ¡Que clase de ejemplo damos con esta conducta? ¿Qué
imagen damos de nosotros mismos al resto de países? Obvio, nuestro
querido país de las hadas es un lugar donde uno puede disfrutar a
rienda suelta todas sus fantasías emulando a cualquiera de los malos
más malos de todos los tiempos: ladrones de todo tipo, asesinos de
diferente nivel que este es un país donde se puede venir a delinquir
que todo se perdona y se olvida, NO sin intentar hacer leña de ese
arbolo caído vamos a dejar los tabús sociales de lado,claro que
somos tan analfabetos y en el fondo tan pueriles… que porque nos
dejaron hablar de sexo nos creímos demócratas y acabamos
confundimos términos y no nos dimos cuenta del agravio, que era el
mismo pero diciéndonos mas idiotas todavía y en cierto punto
siéndolo ¿para que sirven todas esas carreras que hemos estudiado,
esos viajes que hemos realizado, esa tecnología en la que nos hemos
inmerso ¿es que todavía no nos hemos dado cuenta cuenta que
seguimos siendo los mismos de siempre, que no hemos sido un juguete
más al capricho del Marshall de turno, sea de aquí, de Madrid o de
Estrasburgo?
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